dilluns, 25 d’abril del 2016

Érase una vez, una historia al revés.


Érase una vez tres lobos buenos estaban en su casa, con su madre y su abuela. Tenían
una casita al medio del bosque.

Era muy peligroso porque en el bosque estaban los tres
cerditos que eran muy malos.

Los tres eran gemelos y nunca se discutían. La madre siempre estaba cocinando, y la abuela cosiendo.

Un lobo se llamaba Hugo, otro se llamaba Javier y el mas listo se llamaba Jorge. También havia los tres cerditos: eran muy malos, y se llevaban 2 meses entre ellos.

Los tres lobos estaban en su casa.

La casa de Hugo era de paja, la casa de Javier era de madera, y la casa de Jorge era de ladrillos.

Un día los tres cerditos malos vinieron de sus casas a las casas de los tres lobos para
comerse-los.

Los tres cerditos soplaron, y soplaron y pudieron destruir la casa de Hugo
porque estaba echa de paja.

-¡Socorro!-. Gritó Hugo.-¡No, mi casa no!-. Gritó otra vez Hugo.

Se fue corriendo a la casa de Javier. Los tres cerditos soplaron, y soplaron, y soplaron
hasta que destruyeron la casa de Javier porque estaba echa de madera.

-Socorro! Jorge! Ayuda! Los tres cerditos nos quieren comer!-. Dijeron Hugo y Javier.

Se fueron pitando a la casa de Jorgeporque no tenían mas casa para ir, la casa de Jorge era la única que quedava.

Los tres cerditos volvieron a la casa de Jorge y soplaron, y soplaron, y soplaron y los tres cerditos no pudieron destruir la casa de Jorge porque estaba echa con ladrillos.

Después el cazador vio a los tres cerditos malos, y los mató.
Todos se lo pasaron muy bien porque ya no estaban los tres cerditos malos para molestar-los.
-¡Yupi!-. Gritaron todos.
Y todos vivieron muy felices y comieron perdices.

Júlia y